No queda ningún vestigio, salvo la foto al pie del texto, de la muralla que rodeaba Torrijos y que don Gutierre de Cárdenas reedificó y restauró a partir de 1482, cuando adquirio Torrijos, pues la ya existente no se debía encontrar en muy buenas condiciones y ya se había comprobado en tiempos de Juan II que no era muy adecuada para la defensa de la ciudad, ni eran las propias para la población donde iba a residir el Contador Mayor del Reino y una de las personas más importantes de la época.
La muralla era de aspecto mudejar, muy similar a la de Maqueda y a las del entorno en la provincia, con un perímetro aproximado de 1.700 metros, albergando en su interior una superficie de 145.000 metros cuadrados.
Contaba con cuatro puertas principales, las de Maqueda, Toledo, Gerindote y Pozo, a las que se unió posteriormente una quinta, la de Madrid.